Palenque. México. abril 05







La ruta a recorrer se presenta misteriosa y deslumbrante. Largos recorridos en bus, pedazos de caminos que en el mapa son centímetros se transforman en 10, 15 horas de viaje.
Primer destino, Palenque: pueblo y ruinas.
El pueblo te asalta con una nube de "ofrecedores" de comidas, hoteles, artesanías, traslados, dulces. Ya a las 5 de la mañana una procesión de pequeños vendedores te persigue y aturde.
Llegando a la ciudad maya, Palenque te deslumbra ya en el porte de los primeros edificios. El Templo de la Calavera, el de la Reina Roja y el del Señor de Pakal enmarcan un campo verde que parece cuidado por jardineros. Al frente, el Palacio.
En tanto uno sube y baja escaleras, recorre edificios e identifica historias en la revista, el descubrimiento de un mundo infinito va transformando el asombro.
En la segunda gran plaza, el Templo de las Cruces, el de la Crestería y el de la escalerita entre la hierba conforman una visión más lejos del jardín y más cerca de la selva. Una bruma muy lejana, más allá del palacio, que se divisa a lo lejos, es el telón del paisaje. El calor es mucho y aprieta. Casi no da el aliento para subir y explorar los edificios. La sombra reparadora que nos ofrecen los templos y la vegetación estimulan al descanso.
Después sí, el asombro da paso a la emoción. Protegidos por cúpulas de árboles sombríos, se abren senderos blancos hacia templos recién rescatados de la selva. La bóveda fresca permite seguir el rastro de los arqueólogos. La maravillosa pintura del guerrero, en rojo y celeste, entre vista entre la telaraña del follaje conmueve mis raíces de extranjera habitante de esta América.
Luego, el recorrido por la "otra" selva es inquietante. Siguen los caminos, las subidas empinadas: una plaza aparece acá, un puente atraviesa un arroyo seco, nuevos barrios, nuevas casas, nuevas construcciones que despiertan la imaginación sobre lo que debió ser y es. Queda mucho por hacer. La selva generosa siempre ofrece nuevos hallazgos: aquella colina que parecía un cerro es en realidad un templo y ese templo que parecía completo se derrumba y descubre otro en su interior. La magia de los mundos superpuestos hoy se prolonga en la naturaleza. El calor agobia y el misterio domina el ambiente.

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