Tlaxcala en Semana Santa 27-04-05




Ciudad orgullosa de su arquitectura típica y sus piedras viejas. El estacionamiento frente al Zócalo fue un antiguo patio de carretas. Se ve el cielo en las piezas adyascentes en las que la maleza uniformiza todo. El zócalo está de fiesta y recibe a artesanos y cantores. ¿Será un festejo de Semana Santa? La presentación de la escuelita de "estrellas" con desparpajados adolescentes imitando al ídolo de moda no muestra mucho espiritu de recogimiento.


Una peculiar rampa al costado de la plaza nos lleva a la Iglesia, el Museo y la Plaza de Toros.


La Iglesia me sorprende con los santos y cristos vestidos de violeta y altares de profuso oro. Un Cristo sufriente muestra una irrespetuorsa minifalda violeta con volados. Otro, enorme, de pie y sin barba, con una sotana completa del mismo color aparece como vigía inquietante en una nave lateral. Más parece Rasputín que Jesús.


Al fondo, el primer púlpito de Latinoamérica y la pila bautismal, gigante, en piedra, nos trae a la ambigua historia de esta ciudad indómita.


En el Palacio de Gobierno los murales nos cuentan de la contradicción histórica que los marcaría por siempre. Eternos enemigos de los mexicas, los tlaxcaltecas fueron de los pocos pueblos no sometidos al poder azteca. Por el contrario, no sometidos y rebeldes les presentaron pelea siempre que pudieron y la llegada de Cortés los deslumbró con su barba de Quetzalcoatl y su cuerpo de metal. Leyendo los escritos del Museo, al que accedimos a cambio de una moneda uruguaya para la portera que era coleccionista, no queda claro si ellos le abrieron los brazos a Cortés o fueron vencidos por su ejército. De todos modos, Batolomé, Lorenzo, Vicente y Gonzalo se imponen como resultado de algo más que una derrota. El desenlace, que cuentan los murales y los guías, ocurrió cuando los tlaxcaltecas le mostraron a Cortés el paso en las montañas hacia Tenochtitlán, la magnífica. Bartolomé, Lorenzo, Vicente y Gonzalo encabezan las huestes flanqueados por sendos señores barbados. Todos a caballo. ¿Ya habrían aprendido?

Comentarios

  1. Hola Margarita. Me impulse a escribirte porque leí tus datos personales, eso de que eres ingeníera, madre y esposa, pero sobre todo escritora. Mi situación es más o menos parecida, apenas tengo 18 años pero ya escribo desde los doce, amo escribir, pero estuido una ingeníeria que no me satisface. Mi pregunta es esta; ¿Crees mejor perseguir la estabilidad de un hogar y una profesión segura como lo son las ingeníerias, o seguir los impulsos literarios siempre cambiantes? La verdad es que yo no sé bien qué hacer con mi vida y espero que tu experiencia me ayude. Escríbeme si puedes, enserio te lo agradeceré, hace tiempo que busco a alguien que me ayude hablando de su experiencia propia. Gracias.

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  2. Un escritor amigo me decía que escribir es un destino y si uno lo rehuye, la vida luego te lo cobra. No hay que confundir, es posible que no puedas vivir de la escritura pero creo que tu ocupación o profesión debe acercarte y no alejarte de la literatura. Mi experiencia es que hacer cosas que no te entusiasman no compensa.Espero que estos comentarios te sirvan, aunque no hay otra que ir descubriendo tú misma los caminos. No desistas.

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