Claroscuro

Entre la red de hojas de los plátanos, miraba la luz colarse por la ventana y dibujar siluetas en la colcha, en sus piernas, en sus manos. Repasaba con un dedo el leve movimiento de las sombras, de los contornos grises, del sol intercalado con el frío. Adivinaba figuras recortadas sobre la manta, sobre la alfombra o sobre su armario. Presentía sonidos de aire entre las ramas, luz entre las hojas y polvo entre las sábanas.

Las siestas de sus tardes eternas eran las horas más fecundas desde hacía un tiempo, desde que lo habían despedido del trabajo.

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