341. Hay 40 grados, nena.

Si alguien ha estado en Paysandú en enero entiende la fuerza de aquella canción de Los Iracundos que decía "Hay 40 grados, nena, me quiero matar", porque no queda otra. En penumbras hasta la noche sobre la baldosa o con el agua hasta el cuello. Y esperar que pase el mormaso. Cualquier otra gesto es heroico.

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