335. Caen los techos de a uno

En el trabajo se están cayendo los techos. No las chapas ni las tejas, los cielorrasos. Desde adentro y para abajo se estrellan contra el piso o los muebles. Placas de cemento aterrizan contra el piso arrastrando en la caída las molduras de casa vieja y los artefactos de luz. No hemos tenido bajas. Sólo un teclado y el vidrio de una mesa de reuniones que no resistió ni el peso de las luminarias ni el señorial rosetón que cayó como un escudo.
El primer incidente fue en noviembre, en horario de trabajo un día cualquiera y sonó el estruendo y vimos la bovedilla limpia debajo de los escombros. No había nadie en ese hall. A los pocos días fue la secretaría y el pedazo de cemento cayó sobre un escritorio. Fue un domingo pero obligó a mudar la oficina a un patio. Tomamos previsiones y se cambiaron los cielorrasos de la entrada y el pasillo principal que parecían los siguientes. Al terminar diciembre, cayó otra placa en una oficina docente. Nada presagiaba que podía pasar. De nuevo mudanza y obra. De nuevo la pregunta de qué nos está pasando. Y ayer domingo cayó la moldura del centro de la sala sobre la mesa de reuniones. Tampoco había gente ni sonó la alarma. ¿Qué nos está pasando?

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