337. Serenatas

Nos han invadido los grillos. Saltan del posabrazos del sillón al borde de la estufa; vuelan y caen con un ruido a quitina que hace suponer otras plagas funestas. Mi sobrina dice que matarlos da mala suerte y los saca montados en una revista al jardín para verlos regresar al rato. Chillan toda la noche y no hay minuto del día en que el silencio sea total. Hoy la señora que viene a limpiar mató veintisiete. Mi sobrina no estaba.

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