309. La Redota.

El jueves vi La Redota, de César Charlone. Programa inesperado, fui al cine tras Woody Allen y me encontré con el Artigas de Esmoris. Y me gustó. Me gustó que se lo bajara del pedestal, que las arrugas se le iluminaran más que en el bronce y que poco se pareciera a la imagen que nos dio Blanes. Que se sintiera sobrepasado y que perdiera la paciencia. Que su mujer le gritara porque no volvió a dormir. Que hubiera muchas moscas y osamentas de ganado. Que no hubiera gauchos de "florido chiripá" ni chinas con una flor en el pelo. Que el campo se viera tan lindo. Me pareció cuidada, entretenida, entrañable. Sólo un picaporte siglo XX en la puerta del estudio de Blanes me hizo un guiño. 

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