299. Directo al corazón

De vuelta en ómnibus por la carretera. Viajo semanalmente desde 1997 a Montevideo, así que ¿cuántas veces he repasado los actos que involucran un viaje en bus? Los hábitos se han transformado en automatismos y ya ni pienso cada semana que voy.
Pero esta vez fue distinto: la notebook que guardé, como habitualmente, en el compartimiento de arriba del asiento se precipitó al piso en un estruendo. La caida con cierto ángulo evitó mi cabeza, pero la computadora sintió el golpe de lleno en sus entrañas. Se dañó la placa madre. Estoy sin mi ventana al mundo, mi nexo exterior. Una amiga solidaria me compensó el despojo con una máquina que tiene de más. Hasta que me la arreglen. Ojalá tenga arreglo.

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