289. Final de año.

Todo parecía acercarse a un final feliz. Luego de un año intenso iba llegando a la meta, forzada a hacer algunos dribblings que sólo contribuyeron a dejar en evidencia mis habilidades para el juego. Superé obstáculos, me derribaron y me levanté, me lastimé y me curaron y siempre firme, continué en carrera. Tenía la meta ahí, a la vista, no había nada que se interpusiera en mi camino, sólo me quedaba apuntar y anotar. Tal vez me confié, tal vez pensé que mis compañeros me cubrirían, tal vez pensé en el juego de equipo. La cosa es que de atrás, de manera inesperada me derribaron y así quedé, tendida en el pasto mirando el arco que se alejaba y vi a la pelota, en una comba, desviarse al corner.
El tiempo que resta no creo que de para achicar la diferencia. Me aseguraron, además, que no habría descuentos.

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