El verdugo le ató las manos a la espalda al reo y preguntó:
-¿Le aprieta? ¿Le estoy haciendo daño?
Luego, tomó el hacha y, de un corte limpio, lo decapitó.
-¿Le aprieta? ¿Le estoy haciendo daño?
Luego, tomó el hacha y, de un corte limpio, lo decapitó.
¿Aprieta?- preguntó él. No se preocupe, está flojito.
ResponderEliminar¡Es aprieta! ¡No apreta!
ResponderEliminar