177. Estampas de Buenos Aires III

* Buenos Aires se presenta enquilombado. Tal vez sea siempre así, pero ahora que me mudé de barrio vengo menos al microcentro y ya no recordaba estos "tacos", al decir chileno, que superan una cuadra o el cambio del semáforo. Los taxistas en Retiro te aclaran que para acá no vienen. Ahora entiendo.

* Florida en reformas. Todas las baldosas del centro de la calle están levantadas, así que la gente hace malabares entre los pozos y las cintas de plástico que se sueltan, se embarran y se sacuden peligrosamente entre los peatones. Los "arbolitos", uno al lado de otro como en formación, te susurran cambio, cambio, cambio. Hoy está a $8.60 y el oficial sigue alrededor de $5,00.

*En un café que hace ochava sobre Corrientes y Esmeralda escribo estas líneas y veo pasar la gente casi trepando los autos que apenas avanzan. Algunos audaces andan en bicicleta. Suenan bocinas en distinto tono, con la esperanza absurda, tal vez, de que el sonido mueva los objetos.

* En la mesa de al lado dos actrices, de teatro seguramente, conversan sobre los pormenores de la obra. Ambas están vestidas enteramente de negro. La más joven tiene unos hermosos, ojos verdes de agua y mirada triste. Iba a cantar en la obra y la canción se la dieron a otra. Hablan de camerinos, libros y escenas. Hablan en serio de un trabajo serio. Otro mundo.

* Ya compré 3 libros en El Ateneo de calle Florida (ya me deberían pagar por la promoción que les hago). Dos de Paul Auster, para ser consecuente con lo que digo y escribo. Hoy el detalle fue la vendedora, una chica que quiere ser escritora y con quien conversé largo y tendido. Me recomendó: Cultiva tu talento literario de Thaisa Frank y Dorothy Wall, y otros más, pero sólo compré éste (por ahora). Veremos veremos...
Uno de los de Auster es también sobre el oficio de escribir (A salto de Mata). Seguro que me va a entrar una tristeza infinita, pero cada tanto necesito sacudirme la autocomplacencia.


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