Tombuctú. Paul Auster

Paul Auster es mi gran escritor de 2013. Por suerte, estas ediciones económicas me han permitido comprar tres de sus libros al hilo y todos me han dejado diferentes aristas de su literatura. Me ha gustado con rotundidad. Una prosa sencilla que recorre vidas al límite, pequeñas grandes aventuras y heroicidades anónimas. En esta novela, nuevamente se ofrece una visión amarga, dura y sin embargo hermosísima de la naturaleza humana a través de los ojos de un perro. Mister Bones es un perro callejero, hijo del mundo y de la calle, que se encariña y se "establece"  con un humano Willy G. Christmas, un vagabundo hijo y consecuencia de la generación de los excesos sesenteros, demasiado parecido al personaje que Auster describe en su Diario de Invierno. Mister Bones asiste a los últimos días de Willy, a sus interminables monólogos en los que rememora su existencia y la certidumbre de que el fin está próximo, y con él la partida hacia el último viaje, la mítica Tombuctú donde moran los seres humanos tras la muerte. Realidad y recuerdos se entremezclan mientras Willy realiza su último viaje en busca de su maestra, hacia una ciudad de Baltimore. Llegado el momento de la muerte de su amigo, Mister Bones debe enfrentar la vida y, lo que resulta más atemorizante, a la especie humana. Su periplo de amo en amo es al mismo tiempo la peripecia de no poder confiar en nadie pero a la vez, que siempre habrá alguien dispuesto a acogerte. Y Mister Bones continúa, como buen trotamundos, en busca de Tombuctú donde, por fin, podrá reunirse con Willy. Mister Bones, aunque comprende el mundo de los humanos, no puede comunicarse con ellos, salvo con Willy a quien pierde. Se vuelve así un personaje entrañable, más humano que muchos humanos. 

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