153. Desprogramada

Ayer entregué un trabajo que tenía entre manos desde fines de agosto y que no lograba redondear. Para poder cumplir me había impuesto una severa rutina de levantarme muy temprano, no leer más que libros sobre el tema y no permitirme ni un fin de semana libre. Le he dado vueltas y vueltas al trabajo y recién el fin de semana pasado vislumbré una hilván por donde empecé a tirar hasta armar la madeja. 

Ayer sentía un alivio y una satisfacción que se me veían en la cara.

Hoy me levanté de nuevo siguiendo la rutina de estas semanas pasadas y no encontré qué hacer.  

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