150. Las dos caras del David

De las obras de arte famosas, tal vez el David de Miguel Angel, sea una de las que podamos sentir más cercana. Hay cierta familiaridad con el gigantón de pies grandes y pene chico parado en la explanada de la Intendencia de Montevideo. ¿Qué no ha visto nuestro David?  Desde los malhumores de los vecinos que van a pagar tributos, hasta la ilusión de los artistas que llegan a entregar sus manuscritos para el Premio de Literatura. Del alboroto de los escolares de visita en alguna muestra, a las multitudes en las ferias. De las manifestaciones de estudiantes, de trabajadores o de las Mujeres de Negro hasta instalaciones plásticas o performances musicales. La vida de la ciudad ha pasado frente a sus ojos. ¿Pero frente a cuál? 

El David tiene dos caras. El perfil izquierdo es el de un joven ingenuo y sereno y el derecho muestra un hombre tenso a la espera de Goliath. El resultado, el equilibrio de nuestra misma alma en el corazón de un gran pedazo de mármol, ya que como dijo el propio Miguel Angel, la figura está presente en el material y el artista sólo recorta el exceso.

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