98. Avila: la muralla y la Catedral














El día que comenzó el frío en Castilla y León fuimos a Avila, la ciudad capital más alta de España (1311 m).Bajo una llovizna persistente y con ropa acorde al día anterior, fuimos tras la muralla medieval mejor conservada del mundo y la cuna de Santa Teresa, fundadora de las Carmelitas Descalzas.
Tal vez fuera el ánimo, tal vez la llovizna pero me faltó el asombro. La muralla tiene un perímetro de 2516 m, 2500 almenas, 88 torreones y 9 puertas. La principal es la del Alcázar que está en el centro de la ciudad nueva. La muralla ondula sobre el terreno y tiene en un punto la Catedral adosada. Una construcción gótica del siglo XI de piedra oscura, sorprende por los veteados del interior, los arcos  y las riquezas que exhibe. Una custodia de plata que precisa de cuatro hombres para cargarla, retablos enchapados en oro, dos órganos que dominar un coro de mármol blanco y madera dignos de Roma.  Sorprende esa iglesia en una ciudad pequeña, de menos de 60.000 habitantes, que ha crecido desordenadamente, aun dentro del recinto amurallado, donde se mezclan contrucciones del siglo XX con otras del XVIII o del XI. 
Retablo en la sacristía de la Catedral


Dijo Bécquer de Avila en 1864:

«Casi perdida entre la niebla del crepúsculo y encerrada dentro de sus dentellados murallones, la antigua ciudad, patria de Santa Teresa, Ávila, la de las calles oscuras, estrechas y torcidas, la de los balcones con guardapolvo, las esquinas con retablos y los aleros salientes. Allí está la población, hoy como en el siglo XVI, silenciosa y estancada.»

Aunque la Declaración de Patrimonio de la Humanidad le ha dado nuevos bríos, salvando los 150 años yo la sentí un poco así.


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