47. La Sinagoga Central de NYC

A David lo recuerdo cada día desde que fue asesinado, pero estando en Nueva York quise acercarme a su memoria visitando la Sinagoga Central.
Detrás de una fachada de ladrillos de tres portales, dos cúpulas bulbosas de bronce brillan sobre un cielo gris al lado de rascacielos que las empequeñecen. Pero el santuario mayor de los judíos en Nueva York es una inmensa nave de tres cuerpos de asientos y doble altura.  A los lados, balconean dos tribunas de asientos que miran hacia el centro. Revestido de madera labrada, el segundo piso es sostenido por columnas talladas con oro y colores. El lugar tiene un aire a iglesia rusa pero también reina una atmósfera morisca desde los arcos y las cúpulas. El piso de cerámica de colores reluce y parece nuevo.


La Sinagoga fue inaugurada en su actual ubicación en 1872 y en 1888 sufrió su primer incendio. Luego vendrían otros. El más reciente ocurrió en 1998, cuando el fuego consumió el techo de la nave y al derrumbarse destruyó gran parte del templo. El techo que cobijaba los rollos de la ley no cedió, por lo tanto las torot (plural de tora) no sufrieron daño.  
La señora que nos guíaba abrió las puertas del tabernáculo para exponer los rollos envueltos en fundas de terciopelo azul, reclinados en una pared sobre la que un haz de luz amarilla se esparcía sobre un cielo celeste. Para ella (y supongo que para la mayoría de los creyentes) su sobrevivenvia fue obra de dios.

Comentarios