Montpellier.



Hace calor, es una noche de verano. La puerta ventana que da al balcón está completamente abierta y sigo teniendo calor.
Hoy decidí salir a conocer Montpellier. Esta ciudad grande, de 400.000 habitantes, entre los cuales hay miles de jóvenes extranjeros debe tener algo más que mostrar que lo que he visto en el barrio y en la Agropolis. El primer día, fuimos a los 2 CIRAD (imponentes edificios modernos), al INRA y otros institutos agropecuarios que todavía no retengo. También al CROUS que es la oficina donde pagan las becas a los estudiantes extranjeros.
Todo es prolijo y las calles tienen una señalización perfecta. La cebras están impecablemente marcadas y los autos ¡se detienen! para que uno cruce la calle. Todo es chiquito, silencioso y limpio.
Luego, a muy pocas cuadras pasa el Tram que es un maravilloso tren eléctrico que pasa en hora y te anuncia adonde, llega y adonde va. Fantastique!

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