Esta vez fueron tiros.

Rumbo a Lagos para tomar el avión por Oyo road, a la salida de Ibadan vimos gente huyendo en estampida. "¡Ahí fue!", gritó el milico que venía con nosotros. Se caló la metralleta, le sacó el seguro al arma con un ruido estremecedor y sacó el caño por la ventanilla.
Llegué a ver la pelada de un hombre que corría y se escucharon 3 disparos.
¡Abajo, abajo!, gritó el chofer. Desde el fondo de la camioneta sentía correr y gritar a la gente. Jorge me apretaba la cabeza.
No entendí bien la explicación, sólo que en ese mismo lugar el día anterior habían matado a 3 policías los partidarios del gobernador que el domingo tuvo que entregar el mando porque perdió las elecciones en abril.
Ayer a la tarde, al menos dos hombres armados seguían disparando indiscriminadamente.

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