Cuando viví en Chile, tan hermano
y tan cercano, me creían argentina y ponían distancia. Después de aclarar que
venía de Uruguay, se volvían más
amigables y venían las referencias a “los sobrevivientes de los Andes”; Peñarol
y a veces los Tupamaros. Pero todo no era tan fácil. No existíamos en las
noticias y en el meteorológico más de una vez dijeron “tiempo cálido en
Asunción, capital del Uruguay”.
A los amigos de América Latina
les costaba entender que no tuviéramos población indígena, que hubiera tantas
ovejas y que fuéramos tan pocos. Pocos tenían referencias concretas de mi país.
Más acá en el tiempo, el fútbol
nos volvió a poner en el mapa y en Africa en particular, nos transformamos en
los verdugos. Pero no nos detestan y hasta hinchan por nosotros cuando el rival
no es africano, salvo en Ghana donde Suárez sigue siendo inolvidable. Pero es
difícil explicar Uruguay: que seamos sólo 3 millones y que haya mucha gente muy
buena en sus especialidades; que tengamos 3 vacas por habitante; que no
tengamos petróleo y que cada niño tenga su computadora como un útil más para ir
a la escuela.
Cuando se recorre el mundo uno
revaloriza al Uruguay y las ventajas de las que gozamos. Y añoramos los buenos
modales, la tranquilidad de las plazas y tener los costos de salud cubiertos. Es
cierto que también en muchos lados se vive mejor, pero en todos la carga
impositiva es muy alta. Mientras tanto, acá se deteriora la convivencia que fue
orgullo nacional. Hay subculturas con códigos que desafían los códigos
tradicionales. ¿Cuál es la identidad nacional que añoramos cuando salimos de
viaje? ¿La de la Suiza de América? ¿La de los tumberos, tan al alza? ¿La de la
televisión basura que criticamos pero consumimos? Creo que cada vez más somos
un poco todo y que la fragmentación se ha instalado y no nos deja vernos como
sociedad. ¿Cuál es la identidad uruguaya? Ya no somos lo que fuimos. Reconozcámoslo,
tal vez así nos acerquemos a las soluciones.
Anoche vi la película Reus, tan
alejada de la realidad que vivo que me cuesta creer que pase en Montevideo.
Pero esas cosas están pasando, no NOS están pasando. Son parte de nosotros y al tiempo que las
sufrimos, reconozcámoslo, las hemos engendrado.
Está bien, pero los que acordamos con los códigos tradicionales estamos siendo agredidos por lo que vos llamás subculturas. ¿Hay que aceptar que son parte de nosotros o hay que combatirlas?
ResponderEliminarNo sé, si supiera...
ResponderEliminarPero creo que hay que entenderlo por lo pronto.