231. El reflejo del tiempo

El reflejo de la vidriera le devolvió su silueta. Iba caminando apurada cuesta arriba y reconoció su figura sólo por la ropa que llevaba puesta. ¿Quién era esa mujer? Un abdomen que nacía por debajo del busto y un brazo ancho que tensaba la remera  en la sisa, la hicieron detenerse. Se veía más baja. ¿Cuándo había pasado eso? ¿Cuándo había dejado de ser una mujer para pasar a ser una vieja gorda? Hacía un tiempo que no miraba como le quedaba la ropa porque no le gustaba ver el paso del tiempo, pero cuando lo hacía, el espejo de su casa no era tan cruel como aquel perfil que no reconocía.

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