149. Leaving Firenze

Oltrarno
Ciudad de piedras ocres que se recuesta sobre el Arno. En la orilla norte, todo el glamour de los diseñadores y las marcas, el centro histórico y las iglesias principales. Oltrarno (del otro lado del Arno), Sancti Spirit con su bohemia de artistas, estudiantes y artesanos. Los zapateros hacen zapatos, los carpinteros cortan las maderas y los encuadernadores trabajan las tapas de viejos libros. Ahí se originaron los sindicatos de los oficios en la Edad Media, encabezando los obreros una revolución que les otorgó representación política por primera vez. Desde 1378 han mantenido la tradición y fueron el germen de los partidos de izquierda en Italia. En la época de Mussolini, Florencia fue una de las principales ciudades opositoras al régimen totalitario. A la noche, un bullicio de jóvenes, borrachos y vendedores inmigrantes se citan alrededor de la plaza para compartir un chianti, una pizza o simplemente penas y alegrías.





Fuente en la cabecera del puente dela Sta Trinitá donde comienza Oltrarno

Más hacia el sur, el Palazzo Pitti y los jardines de Bóboli. La rústica mole medieval pasó a las manos de los Medici en 1540, cuando Cosme I se la compró a los Pitti, una familia rival caída en desgracia. Y ellos siguieron gobernando Florencia y Europa hasta entrado el siglo XVIII.
El Palazzo Pitti, a pesar de su aspecto de convento, encierra dorados, caireles y esculturas de estucos, mármoles y bronce. Las habitaciones tapizadas de sedas labradas de diferentes colores tienen nombres de personajes de la mitología y techos pintados con leyendas alegóricas. Desde la Edad Media al Renacimiento cuando el patriarca Cosme I apadrinó a Miguel Ángel y tantos otros, al esplendor barroco de Ferdinando III que acrecentó la pinacoteca y debió rendirse ante Napoleón, muchos cambios han habido en la decoración y destino de cada alcoba. La sala del trono es roja, la recámara de la reina, azul, el salón de juegos, verde y el más deslumbrante, el salón blanco, donde no hay otro color ni en las paredes, ni en las telas ni en los muebles o luces. Preparada así para una boda de no sé cual heredero, John Lennon podría aparecer por una de las puertas ventanas, descorrer las cortinas de voile, sentarse al piano y cantar Imagine.    










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