Acabo de ver pasar por la ventana de mi oficina una manifestación de tres cuadras de largo, con tres camiones llenos de gente, fuegos artificiales (en Colón están baratos), música y pancartas. No era ningún carnaval ni fiesta popular. Si se los lograba escuchar por encima de los petardos y parlantes las consignas estaban llenas de palabrotas e insultos al gobierno. Los contrabandistas sanduceros reclaman al gobierno su derecho (¿?) a trabajar fuera de la ley. Exigen un carnet de bagayero o una fuente laboral que les remunere lo que dicen que ganan: casualmente justo por debajo del mínimo imponible.
Sería algo así como que los chorros reivindicaran su opción de ser chorros ("mi familia siempre trabajó en esto", dijo uno) y reclamaran que la gente no deje cerradas las casas cuando se van de vacaciones. ¿O estoy entendiendo mal?
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