La conmoción por su muerte, me lleva de regreso al año 1973 cuando fallecieron con poca diferencia Pablo Picasso y Pablo Neruda. Entonces, mi madre pobló la casa con los versos del chileno y con los colores del español, mientras el mundo conocido de la tradición democrática en Uruguay y del socialismo en Chile, se hacía añicos.
En lo que va del año se nos han muerto Juan Gelman y ahora Gabo. Tal vez el mundo conocido también, en algún sentido, se está haciendo añicos. Sólo sé que con su muerte ellos vuelven a levantar la vara a todos los escritores. Y sin siquiera tratar de alcanzarlos, el mejor homenaje que le podemos hacer es seguir escribiendo, porque como dicen que dijo García Márquez: "lo más revolucionario que puede hacer un escritor, es escribir cada vez mejor".
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