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El cuento que cuentan, es que una vez el mejor
alumno no quiso aceptar su destino e intentó escapar. Durante una ausencia del maestro,
se metió adentro de una tinaja. Al volver y no verlo, el Diablo empezó a
buscarlo y en el desespero dejó la puerta entreabierta. El joven aprovechó la oportunidad, salió corriendo pero el diablo tras de él.
Huye uno y persigue el otro, el Diablo casi lo atrapa tanto que, de un
manotazo, le arrancó su sombra. Esta historia, con carácter autobiográfico, la
publicó Enrique de Villena bajo el título de “El hombre sin sombra”. Parece que
también Miguel de Cervantes le dedicó unos versos.
Yo no conocía esta leyenda, pero es
tan famosa que por ella en muchos países de Latinoamérica a las cuevas les dicen
salamancas.
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