Muchas fachadas, múltiples fachadas. Si alguien
no tenía claro el barroco, el plateresco o más aun el churrigueresco, a los que
tan afectos fueron nuestros indígenas y arquitectos del período colonial, en
Salamanca se despejan todas las dudas, entre otras cosas porque acá nacieron y
trabajaron los hermanos Churriguera. Las principales comparten el horror vacuoi , esa necesidad de ocupar
todo el espacio con esculturas y relieves a la manera de un tapiz. De piedra
caliza de color amarillento, varias figuras tienen los bordes suavizados por el
tiempo o los rasgos desleídos de tantas manos que los han acariciado.
Las fachadas son las caras de los edificios y
acá como en la mayor parte de Europa, muchas no coinciden con el interior.
Interiores modernos, adecuados a la vida del Siglo XXI, custodiados por
máscaras de tantos siglos.
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