53. De nuevo la lluvia

El alivio recorrió la ciudad el segundo día sin lluvia. Una capota grisácea, por momentos oscura por otros liviana y casi traslúcida, se mantuvo amenazante para recordarnos que aún quedaba mucho por mojar. Siguió el calor como otro indicio de que nos faltaba al menos un capítulo más. Sin embargo el resplandor dio para secar alguna ropa y ventilar las habitaciones. Algún iluso pensó, incluso, que todo había terminado.
Mientras se va acabando el día, comienza a oirse un repiqueteo lento sobre las chapas del techo. El golpeteo se acelera, ya no parecen pedradas sino un galope liviano que se transforma en un motor de fondo. Se acabó la tregua, ya empezó otra vez.  

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