
Sobre una vieja vía elevada los neoyorquinos construyeron un parque. Entre los bloques de apartamentos, sobre las calles y espiando ventanas, un camino enjardinado avanza llevando visitantes y lugareños, perros y vendedores. Intervenciones artísticas, bancos, tribunas, plazoletas y miradores van pautando el recorrido. High Line Park serpentea entre balcones por 2,3 km y espía a Chelsea hasta llegar a la vieja estación del tren.
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