Diferente a “Delirio”, esta es una gran novela y a mi me atrapó. No muy larga, se hace amena tanto por la manera en que está contada como por la historia que cuenta.
La historia es la de dos familias, los Barragán y los Monsalve, que en realidad son una, porque están emparentados. Un día, dos de los primos tienen un altercado por una mujer y Nando Barragán termina con la vida de su primo Monsalve. Eso supone el comienzo de una guerra declarada, en la que Barraganes y Monsalves se dedican a exterminarse, mientras llevan a cabo todo tipo de negocios ilegales. Pero esta guerra está perfectamente reglada: sólo se puede tomar venganza por los familiares hombres, muertos en las ‘zetas’: esto es, cuando se cumplen nueve días, un mes o los años justos de la muerte del vengado. Y en estos ajustes de cuentas sólo pueden intervenir los propios miembros de cada familia, sin terceros. Estas reglas se siguen a rajatabla hasta que los Monsalve deciden contratar a un asesino profesional para que les libre del siguiente Barragán. En esta guerra, aunque son los hombres los que mueren, son las mujeres los que los motivan: por una mujer se inicia la guerra, la madre de los Barragán los impulsa y las esposas piden el final.
La novela está contada por gente del barrio de los Barragán a manera de coro griego, que en segundo plano narra y opina.
La prosa y su ritmo trasmiten la atmósfera de una Colombia conmocionada, tomada por asalto por la sangre y la violencia por cuyos intersticios transcurre la vida cotidiana. En la contratapa del libro, un crítico escribió que el libro es la mezcla exacta entre García Márquez y Quentin Tarantino y por lo tanto un producto original. Comparto.
Comentarios
Publicar un comentario